2 de mayo de 2010

Zoon politikon - Aristóteles reload


Animal político... quizá la única especialidad del hombre en la naturaleza. ¡Y cuán cierto es esto cuándo el Buenos Aires Herald habla sobre un programa de bajo rating, en canal público y horario central, que discute sobre política! ¡Qué hermoso sentimiento de felicidad y gratitud me inunda cuando veo "6,7,8"! Sólo porque, en el regodeo intelectual, de los seres más infelices de la tierra, que sólo disfrutan cuando critican, no se imaginan, compañeros, ¡cuánta felicidad me inunda el cuerpo y el espítritu cuando en mi casa se habla de política, de poder, de medios de comunicación, de Historia (mi gran amor), y no de Ricardo Fort y bailando por un sueño! La religión del culo y la teta de plástico ya no convence. El opio del pueblo ya no hace efecto. Llamen a defensa del consumidor, porque esa droga ya no pega, mis queridos.
Es muy bello ver y escuchar a gente que sabe, con autoridad moral, con carisma, con valentía y mucho criterio, opinar sobre política, discutir sobre la necesidad más básica de la humanidad: organizarse para vivir y prosperar en sociedad. La lucha se puso más pareja. Ya no sólo eludimos puñetazos, ahora también los damos con mano de piedra.
Ya no tengo demasiado temor en afirmarles que, quizá, yo sí sea un bloggero pago, como dicen el fenicio de Majul y otros tantos payasos mediáticos cuyo ingreso anual supera el millón de dólares. Me paga la felicidad y la alegría de poder ver cómo la gente cambia, cómo la gente aprende, cómo la memoria se hace presente con sus documentos genéticos, para probar las grandes verdades; todo en esta vida tiene fecha de vencimiento. Y a la sacrosanta prensa le llegó el momento de degenerarse. Pero no para pudrirse y desaparecer de nuestra sociedad, sino para enseñarles a todos que nadie tiene el monopolio de la palabra, del poder y la autoridad. Sólo el Estado es capaz de reclamar ese monopolio, y sólo porque el mismo tiene la obligación de asegurar el bienestar de sus ciudadanos, con igualdad de derechos, y libertad. Esto implica que el que no sabe tiene que saber, que el que no ve tiene que ver, y que el que tiene en demasía tiene que ceder ante quien no tiene nada. Porque esto funciona como en un equipo de fútbol, no pueden faltar jugadores, ni técnicos, ni preparadores físicos, ni gente que aliente y apoye. Y todos pateamos para el mismo lado para que el equipo gane. Si gana el equipo, ganamos todos. Las manzanas podridas se tiran a la mierda, antes de que el cajón se pudra.
Hoy es ésta nuestra situación. Aristóteles escribió hace casi dos mil cuatrocientos años, y su mundo era diferente; los hombres, en gran medida, también. Pero la humanidad sigue viviendo en el mismo planeta, con los mismos o peores problemas y más. Sólo que en otra escala, en otro espacio y en otro tiempo. Cuando miremos hacia la Historia sepamos cómo hacerlo. Lo que hoy nos sucede a todos y a todas es parte de un magnífico episodio de esta hermosa Historia. ¿Y vamos a desperdiciar la oportunidad? ¡Vamos a esforzarnos por cambiar lo que es injusto, no porque esté mal o bien, sino porque no es lo que queremos! Y no queremos escuchar más discursos berretas, balbuceos incoherentes, alaridos gorilescos como cantos de ruiseñor. ¡Basta de mentir! ¡Basta de violencia simbólica y explícita que nos arruina el sentido de la vida! Estos pollos ya no comen mierda, porque conocen el maíz, y no lo confunden con piedras... (Ricardo Félix Dell'Aquila dixit. In memoriam)
La Libertad y la Justicia sólo son posibles hoy, como siempre, en una república de todos y todas, con igualdad de oportunidades para el recurso generoso que la vida nos ofrece a cada uno. Esa igualdad se discute hoy en televisón, porque no estás viendo una ideología, las estás viendo todas. Y eso es libertad y justicia.

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